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En verano, los ojos se encuentran expuestos a situaciones ambientales adversas. La exposición ocular repetida a la radiación solar ultravioleta puede conducir a la aparición de alteraciones severas, que van desde inflamaciones agudas en la conjuntiva y en la córnea hasta la aparición de procesos degenerativos en la superficie del ojo, cataratas e incluso lesiones cutáneas en el área colindante.

Problemas oculares más frecuentes en época estival

CONJUNTIVITIS: puede ser alérgica o de tipo infeccioso producida por hongos, bacterias o virus. Los síntomas son: picazón, sensación de arenilla, sensibilidad a la luz y lagrimeo. Es, con diferencia, el problema más frecuente, alcanzando un 60% de los pacientes que acuden a los servicios de urgencias oftalmológicas.

OFTALMIA: también llamada fotoqueratitis, derivada de una continua exposición a la radiación solar. Sus síntomas son: picazón, lagrimeo, fotofobia pudiendo llegar a producirse disminución de la visión.

ORZUELO: generalmente producido por una obstrucción de unas glándulas situadas en el párpado. Suele presentar dolor a la palpación y secreción de pus.

Pero no todas las patologías son leves y de fácil curación, como las comentadas. Se pueden presentar patologías graves que pueden acarrear un deterioro de la visión, como la catarata, la degeneración macular o melanomas coroideos, ya que estos efectos son acumulativos con el paso del tiempo, las radiaciones solares UVB y UVC pueden producir quemaduras corneales o queratoconjuntivitis y enfermedades retinianas como la degeneración macular. Por ello es fundamental tomar ciertas precauciones para proteger los ojos en verano:

Anteojos de sol: Se recomienda que sean envolventes, con un filtro adecuado homologado por la CE que nos proteja de los rayos UVA y UVB, y polarizadas para neutralizar los reflejos solares. Los cristales de color amarillo, rosa, gris, marrón y verde son los más adecuados en cuanto a la luminosidad y radiación que recibe el ojo.

Antiparras: Para evitar el contacto con el cloro y los gérmenes de las piscinas, así como con la elevada concentración de sal del mar, en épocas de vacaciones.

Cuidado de lentes de contacto: Evitar su uso de manera prolongada y ser riguroso con la higiene. Pueden dar lugar a importantes infecciones que pueden llegar a ser muy graves.

Evitar aire acondicionado y ventiladores: Ambos favorecen la evaporación lagrimal, haciendo que el ojo pierda su protección y se reseque, evitar el aire de manera directa sobre los ojos ya sea en el hogar o en el automóvil para evitar la sequedad ocular.

En caso de sentir irritación o picazón no debe rascarse o frotarse los ojos con brusquedad. Se recomienda utilizar lágrimas artificiales para aliviar los síntomas de la sequedad y ante la menor duda acudir a un especialista oftalmólogo para descartar afecciones graves.

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