Cargando...

La obstrucción lagrimal es tal cuando se encuentra tapado el conducto lacrimonasal que forma el sistema de drenaje de lágrimas hacia la nariz. En la mayoría de los casos ocurre por el mal funcionamiento de la válvula de Hasner que debe abrirse en el período neonatal para permitir el paso de las lágrimas que están en el saco lagrimal a la nariz.

Las lágrimas son las encargadas de mantener húmedo y limpio el ojo del bebé y que, debido a que en los primeros días de vida la cantidad que se produce es escasa, los síntomas de obstrucción lagrimal pueden pasar desapercibidos, pero que alrededor del segundo mes de vida el lagrimeo aparece como manifestación de esta patología.

El principal síntoma que presenta el bebé con obstrucción lagrimal son los ojos llorosos y el lagrimeo espontáneo, que se incrementa cuando hay viento o cuando está resfriado. También suele presentarse conjuntivitis a repetición, secreción conjuntival mucosa o purulenta (de pus), que responde al tratamiento antibiótico pero reaparece a los pocos días de suspendido.

¿Qué hacer?

En cuanto a la solución, habitualmente, el conducto se destapa en forma espontánea en los primeros meses de vida y mientras tanto hay que tener paciencia y limpiar el ojo del bebé en forma frecuente con suero fisiológico o té frío para evitar la sobreinfección bacteriana, hasta que se destape.

En algunos casos se puede realizar un masaje a nivel del saco lagrimal –que está ubicado entre el ojo y la nariz–, y una compresión digital del ángulo interno, siempre bajo la supervisión de un oftalmólogo. Este procedimiento es útil para vaciar el saco lagrimal que muchas veces contiene secreción y así se podría facilitar la apertura de la válvula por un mecanismo hidrostático (trabaja mediante presión de líquidos).

Ahora bien, cuando el cuadro no se revirtió a los 8 o 9 meses de vida, es recomendable hacer la consulta a un especialista, quien seguramente indique un sondaje lagrimal. Se trata de una intervención simple para desobstruir la vía de drenaje de las lágrimas con una sonda, que se realiza con anestesia general para que el bebé esté dormido y no sienta dolor. La anestesia se suministra mediante un vaporizador de anestésico inhalatorio, una especie de nebulización.

En Oftalmocentro San Javier contamos con especialistas en oftalmología pediátrica que atienden este tipo de casos, no te quedes con la duda.

Compartir: