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En los últimos años el aumento de los casos de miopía infantil ha sido muy pronunciado. Desde 2016 hasta la actualidad la incidencia de la miopía en los niños ha aumentado en un 17%, de acuerdo con el último según un estudio demoscópico, publicado en septiembre por la Universidad Europea de Madrid y la Fundación Alain Affleou.

La miopía es un problema que se produce cuando la distancia entre la parte anterior y la posterior del globo ocular es mayor de lo normal. En consecuencia, las imágenes lejanas no convergen sobre la retina (como deberían) sino delante de ella, y por eso se ven borrosas.

La miopía simple aparece por lo general en la edad escolar, al principio como una alteración pequeña, que se va acentuando con los niños y en general se estabiliza al final del desarrollo. La patológica, en tanto, comienza antes; a menudo se detecta alrededor de los cuatro años de edad. Es muy pronunciada desde el primer momento, es por eso que son fundamentales los controles oftalmológicos en los niños desde pequeños. En general, a partir de los tres o cuatro años de edad ya son capaces de responder en la consulta y colaborar con el especialista para poder determinar su agudeza visual.

Entre las causas de la miopía es innegable que hay un componente genético, pero eso no explica el aumento en el número de niños con miopía. Entonces, ¿a qué se debe? Tradicionalmente, se ha señalado como responsables de la miopía a las actividades que implican enfocar la vista de cerca durante lapsos prolongados: la lectura y, en los últimos tiempos, el uso de dispositivos electrónicos con pantallas, como los ordenadores, los teléfonos y las tabletas.

Sin embargo, algunas investigaciones sostienen desde hace ya varios años una hipótesis que apunta en otra dirección: la principal causa del aumento de la miopía infantil sería el poco tiempo que los niños pasan al aire libre.

¿Por qué las actividades al aire libre reducirían la incidencia de la miopía? Pues porque la luz solar podría propiciar un desarrollo del ojo que la luz artificial -muy distinta de la natural, aunque a simple vista no lo notemos con claridad- no lograría.

Además, podría haber una variable indirecta, como que el sedentarismo produzca miopía y la actividad física la prevenga. En este caso, la lectura o las pantallas no serían causas de la miopía, sino actividades asociadas con ella por el hecho de que, en general, se realizan en interiores y no al aire libre.

Pero este posible beneficio -prevenir la miopía- es un aliciente para que los niños pasen más tiempo fuera de casa, si es posible realizando actividad física, la cual también es fundamental para su desarrollo.

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