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El uso de los dispositivos electrónicos en las horas previas al sueño hace creer a nuestro cerebro que no se encuentra en horas nocturnas y nos desvela. Esto ocurre porque las pantallas LED, LCD o TFT incorporadas en tablet, celulares y notebooks, emiten una luz azul que llega hasta nuestras retinas activando las conocidas células ganglionares. Estas células envían automáticamente una señal al cerebro para que entienda que se está en las horas del día en las que existe luz natural, por lo tanto, el cerebro no entiende que es de noche y que debe de facilitar el proceso de sueño. Al percibir esta luz azul, se altera el ritmo circadiano (ciclo de 24 horas) con la inhibición de la hormona del sueño o melatonina, lo que reduce considerablemente la calidad del descanso.

Consejos a tener en cuenta

Es conveniente evitar estos dispositivos electrónicos desde las dos horas previas a meternos en la cama. Esto ayudará a obtener un descanso óptimo y mucho más satisfactorio. En el caso de que se utilicen para leer o jugar por la noche, es muy importante saber ajustar debidamente el brillo de las pantallas. Esto conseguirá mejorar la calidad de la lectura nocturna. Además, existen una serie de aplicaciones disponibles, que podrán ajustar el brillo y la intensidad de la luz de forma favorable para la visión y el sueño.

La distancia a la que se mira la pantalla por la noche también influye bastante en los procesos de sueño. En este sentido, cabe destacar que cuanto más lejos de los ojos se coloque será mucho mejor.

Una correcta iluminación ambiente puede ayudar, no sólo a evitar los efectos mencionados, sino también a evitar la fatiga visual. Una luz tenue o incluso mejor, regulable sería lo ideal.

En el caso de los niños conviene extremar las precauciones pues son mucho más sensibles a la luz y sus ciclos del sueño se alteran con mayor facilidad.

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