Los síntomas más frecuentes de la toxoplasmosis ocular son la visión borrosa, pérdida del campo visual, moscas volantes, entre otros, o también puede suceder que el paciente asintomático.
Respecto a la transmisión, se sabe que muchos animales y sobre todo los gatos son los huéspedes definitivos del parásito el cual se replica en su intestino y luego es eliminado con su materia fecal, lo que puede contaminar el ambiente y otros animales generando contagio por medio de alimentos, agua o aire.
Existen varias formas en la cual esta patología se presenta, algunas de ellas son:
▪️ Congénita: la madre adquiere la infección en cualquier momento del embarazo y se la transmite al feto a través de la placenta. Afecta a los niños más frecuentemente de forma bilateral y en el sector macular.
▪️ Adquirida: cuando se produce el contagio en la vida adulta, es más frecuente en un solo ojo.
▪️ Toxoplasmosis recurrente: es la forma clínica más común y se presenta como un foco de retinitis adyacente a una cicatriz coriorretinal, que se produjo como resultado de una infección adquirida previamente.
La toxoplasmosis ocular se diagnostica clínicamente a través de:
▪️ Fondo de ojos (FO)
▪️ Pruebas serológicas que nos confirman la exposición al parásito IgM (confirman infección adquirida en los últimos meses) IgG (forma adquirida en el pasado próximo)
▪️ Test ELISA cuando se requiere mayor especificidad y sensibilidad
Prevención
▪️ Evitar el contacto con materia fecal de los gatos.
▪️ Comer carnes bien cocidas y verduras bien lavadas .
▪️ Evitar consumir embutidos caseros.
▪️ Hacer serología durante el embarazo.
▪️ Hacer screening con fondo de ojo en los niños.