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El astigmatismo es un trastorno de la visión relacionado con una anomalía de la curvatura de la córnea, suele aparecer en edades tempranas de la vida y no tiende a evolucionar. No obstante, también podría aparecer por una infección, diferentes patologías o tras una intervención quirúrgica en la zona ocular; como operación de cataratas o trasplante de córnea.

Dependiendo de la edad del paciente, de su agudeza visual y del tipo de astigmatismo que padezca o de la graduación que presente, podes percibir o no síntomas y estos pueden ser diversos. En general, el principal síntoma es la percepción borrosa o distorsionada, tanto de los objetos lejanos como de los cercanos. Esta visión borrosa se suele hacer más acusada de noche o en condiciones de baja luminosidad. También es habitual la dificultad de percibir pequeños detalles a todas las distancias.

Un aspecto característico del astigmatismo es que se trata de una enfermedad de la visión que evoluciona lentamente a lo largo de la vida. Es más, si este desarrollo es considerablemente bajo, no será necesario una corrección de la patología. No obstante, si la evolución es elevada y genera trastornos visuales, es conveniente corregir cuanto antes. El tratamiento más rápido y eficaz para corregir el defecto de visión es el uso de gafas o lentes de contacto.

Si bien, utilizar gafas o lentes de contacto es un tratamiento destinado a tener una buena visión, pero no hace desaparecer el astigmatismo. En concreto, para eliminar el astigmatismo de forma definitiva es necesario recurrir a la cirugía láser, la cual actúa sobre la córnea realizando una ablación tisular de acuerdo con el defecto de visión a corregir.

Como hemos comentado anteriormente, el astigmatismo es un trastorno genético de la visión. Es decir, no existe forma alguna o recomendaciones para prevenirlo, pero es importante establecer un diagnóstico precoz entre los 3 y 4 años de edad para prevenir la ambliopía u ojo vago, y poner solución lo antes posible.

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