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La percepción que se tiene de los lentes de sol felizmente ha cambiado. Años atrás, algunas personas consideraban que los lentes de sol eran un accesorio de moda, pero a través de los medios de comunicación y la información ofrecida por los oftalmólogos, se ha adquirido conciencia sobre el daño que pueden ocasionar los rayos del sol y por ello se toman las medidas oportunas con mayor rigor.

Los padres procuran proteger la piel de sus hijos con protectores solares, pero suele no dar importancia a la protección de los ojos. Según los datos de varios estudios médicos que hasta el 98% de los niños nunca utilizan lentes de sol. Sin embargo, proteger la salud ocular desde la infancia evitaría la aparición de enfermedades asociadas a los ojos en la edad adulta. En los niños, los ojos son hasta 20 veces más sensibles que lo que pueda ser la piel ante los rayos solares, esa es una de las razones por las que se recomienda proteger los ojos de los niños con lentes de sol durante todo el año, aunque especialmente en verano, época en las radiaciones con más fuertes.

Por otro lado, los niños están más expuestos al sol que los adultos por los juegos de verano al aire libre, los baños en ríos y piletas, etc. Reciben continuamente rayos UV y sus ojos más vulnerables empiezan a gestar los problemas que acusarán en edad adulta por la radiación acumulada. Esta acumulación deriva en un futuro en el padecimiento de enfermedades como la degeneración macular o las cataratas.

Profundizando un poco más en el tema, los expertos nos enumeran las tres principales razones de la vulnerabilidad ocular infantil.

  • Las pupilas infantiles son más grandes que la de los adultos, algo que facilita que pueda entrar mayor cantidad de luz, mayor campo de acción para los rayos UV.
  • La segunda razón se encierra en el cristalino, esta parte del ojo no ha completado su desarrollo y por tanto no puede ejercer correctamente su función de filtrado.
  • La tercera razón es que tienen menos pigmentación en los tejidos oculares, dicha pigmentación es uno de los sistemas de protección frente a la radiación UV.

Son razones de peso y se agravan cuanto más pequeños son los niños, sólo a partir de los 25 años de edad se puede considerar que el cristalino ya puede filtrar y realizar correctamente su función.

Por todo lo dicho, podemos decir que los lentes de sol infantiles no son un complemento de moda, son una necesidad y son indispensables para cuidar la salud ocular desde la infancia.

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