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La miopía es uno de los problemas visuales más frecuentes. Se produce porque el ojo presenta un defecto que le hace ser más largo de lo normal o porque tiene una córnea muy curva. Esto provoca que al recibir los rayos de luz estos se enfocan antes de llegar a la retina lo que genera una visión borrosa de lejos. Actualmente este problema se puede solucionar con la cirugía refractiva láser, que también se utiliza para corregir la hipermetropía y el astigmatismo. Ahora bien, ¿hay una edad máxima para dar solución a la miopía con láser?

En verdad no hay una edad límite para someterse a esta intervención pero es necesario tener en cuenta varios parámetros:

En primer lugar, antes de los 18 ó 20 años no es recomendable hacer esta intervención porque se considera que este defecto no está estabilizado. Es decir, se tiene que llegar a una graduación fija. Después, lo recomendable es hacerla hasta los 40 ó 50 años. A partir de este momento, al ojo se le añade otro problema que es el de la presbicia o vista cansada. A partir de este momento, es importante que el paciente decida si desear corregir ambos trastornos, pues la solución de uno no comporta la del otro. Por lo tanto, en realidad no existe una edad tope para operarse la miopía con láser, pero habrá que tener en cuenta otros condicionantes y la situación de la vista en general cuando se decida dar este paso.

La miopía en sí puede intervenirse siempre y cuando las dioptrías no hayan crecido en al menos durante un año. Del mismo modo, hay una serie de contraindicaciones que impiden emplear el láser para abordar este inconveniente visual. Antes siempre es necesario realizarse una pruebas preoperatorias que harán posible evaluar si se puede o no utilizar esta opción.

Además de tener las dioptrías estables, tampoco se puede padecer algún otro trastorno visual importante. El láser está desaconsejado si hay cicatrices o heridas de consideración en la córnea. Lo mismo sucede si se tiene herpes, blefaritis o párpados inflamados. Igualmente no se recomienda en graduaciones con dioptrías muy altas de 12 o más, y en el caso de córneas muy finas se suele recurrir a otros métodos. En todos los casos, se debe consultar al oftalmólogo para que luego de los estudios correspondientes, indique el camino a seguir.

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